“El enamoramiento es la chispa que enciende la hoguera; el amor duradero, el leño que aviva el fuego.”

La fase inicial del enamoramiento es emocionante, un torbellino de emociones que nos eleva. Sin embargo, el amor verdadero se forja con la constancia, con la elección diaria de nutrir esa conexión. Es pasar de la euforia a la profunda lealtad, de la pasión efímera a la llama constante que ilumina los inviernos de la vida, demostrando que el afecto madura y se profundiza con el tiempo.