
“La devoción es el ancla en la tormenta, el faro en la oscuridad.”
Esta entrega incondicional y el afecto constante brindan seguridad y guía. Como un marinero que confía en su ancla para resistir la tempestad o en la luz de un faro para navegar, el ser amado encuentra en la devoción un punto de referencia inquebrantable, un refugio donde el temor se disipa.