“El apego sincero es el ancla invisible que nos devuelve a nuestro puerto interior.”

El apego, cuando es verdadero y desinteresado, nos proporciona una sensación de seguridad y pertenencia. Funciona como un faro, guiándonos de vuelta a nuestro verdadero ser, especialmente en medio de las tormentas de la vida.

Es la mano que te sostiene en la oscuridad, la certeza de que hay un lugar seguro donde puedes ser vulnerable. Este lazo emocional nos recuerda nuestra fortaleza y nuestra capacidad de conexión, devolviéndonos a la calma de nuestro propio hogar interno.