“Amar es encontrar la paz en el desorden del otro, y el caos en la calma del nuestro.”

El amor profundo no busca la perfección o la simetría, sino la aceptación radical de las imperfecciones y las contradicciones.

Es encontrar un refugio inesperado en las peculiaridades del otro, y, a su vez, permitir que esa persona descubra la vitalidad y la imprevisibilidad que quizás hemos mantenido ocultas.

Imagina dos islas separadas por un mar agitado; el amor es el puente que permite que sus habitantes se crucen, descubriendo en la isla vecina una belleza en su propio desorden.