“El apego sincero florece donde la devoción alimenta la vulnerabilidad.”

Esta frase nos invita a contemplar la esencia del amor verdadero, aquel que trasciende la mera atracción inicial.

No se trata solo de enamoramiento o pasión efímera, sino de un apego profundo y significativo que se construye sobre la base de la vulnerabilidad mutua.

Solo cuando nos permitimos mostrar nuestro ser auténtico, con nuestras fortalezas y debilidades, el afecto puede echar raíces y florecer. La devoción actúa como el agua y el sol que nutren esta planta delicada, permitiéndole crecer y fortalecerse con el tiempo.

Es un llamado a la honestidad y la entrega total en la búsqueda de un cariño duradero y significativo.