“Donde la devoción es faro, la pasión se convierte en llama inextinguible.”

La entrega total a otro ser, esa dedicación sincera, es lo que enciende la pasión y la mantiene viva. Es un compromiso que va más allá de la mera atracción física.

Visualiza un antiguo templo, donde el fuego sagrado arde sin cesar, alimentado por la fe y el respeto. La devoción es ese combustible, que mantiene viva la llama del deseo y la conexión profunda.

Este afecto que se manifiesta en servicio y entrega, este apego que prioriza el bienestar del otro, es lo que crea un vínculo imperecedero, donde el amor es el motor de la existencia compartida.