Amor Amor

“Donde florece la devoción, la rutina se tiñe de asombro.”

La devoción, ese entrega sincera del corazón, tiene el poder de revitalizar lo cotidiano.

Imagina una planta que recibe agua y sol constantes; su crecimiento es predecible. Pero cuando esa planta se cultiva con un amor que la cuida en cada detalle, cada hoja nueva, cada capullo que se abre, se convierte en un milagro diario.

Así, el enamoramiento sostenido transforma las horas comunes en un jardín de descubrimientos, donde los actos habituales se cargan de una dulzura inesperada, un susurro constante de maravilla.

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