“El apego verdadero es la gravedad que mantiene unidas las estrellas de nuestro firmamento personal.”

El apego que se cultiva con amor profundo es como la fuerza invisible que mantiene a los planetas en órbita alrededor de su sol. No es una cadena, sino un lazo que atrae y protege.

En este afecto, encontramos estabilidad y un punto de referencia, un centro gravitatorio que da sentido a nuestro movimiento. Es saber que, sin importar cuán lejos vaguen las constelaciones de la vida, siempre existe un ancla que nos devuelve al calor y la luz.