“Donde nace la admiración, el cariño se arraiga con fuerza.”

La admiración es el primer sol que calienta la tierra del afecto. Reconocer y valorar las cualidades, los logros o la esencia de otra persona crea una base sólida para un cariño profundo y duradero, alimentando el respeto y la estima.

Piensa en la admiración como las raíces de un árbol robusto. Cuanto más profundas y fuertes son, más anclado y resistente será el árbol. De igual manera, cuando admiramos a alguien, nuestro apego se fortalece, volviéndose menos susceptible a las inclemencias del tiempo y a las fluctuaciones emocionales.