“El amor es el eco que resuena en los silencios compartidos.”

El amor verdadero trasciende las palabras, encontrando su resonancia más profunda en los momentos de quietud entre dos almas.

Es esa comprensión tácita, esa paz que se instala cuando no es necesario hablar para sentirse comprendido. Imagina dos árboles cuyas raíces se entrelazan bajo tierra, sostenidos mutuamente sin necesidad de tocar sus copas.

Este apego invisible, este afecto que florece en la calma, es la melodía silenciosa de un vínculo inquebrantable.