“El apego es la raíz profunda que ancla dos árboles en un mismo suelo, compartiendo fuerza contra el vendaval.”

Las relaciones significativas, como los árboles centenarios, se fortalecen con el tiempo y la adversidad.

El apego, en este sentido, es esa red de raíces entrelazadas que, partiendo de terrenos separados, se unen bajo la tierra, creando un sustento mutuo. Comparten nutrientes, resisten juntos las tormentas y, al crecer entrelazados, su fuerza individual se multiplica. Es la garantía de que, ante cualquier embate, no caerán solos, sino que se sostendrán mutuamente.